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Epidemiología del virus de la hepatitis C (VHC)

El virus de la hepatitis C (VHC) fue descubierto en 1989 por Choo y colaboradores [1]. Las primeras técnicas de detección de anticuerpos anti-VHC permitieron identificarlo como el principal agente causal de las hepatitis postransfusionales [2-4]. En la actualidad constituye la causa más prevalente de hepatitis crónica en los países desarrollados. La historia natural de la infección por el VHC se caracteriza por una gran tendencia a la cronicidad, haciendo que esta enfermedad sea una causa significante de morbilidad y mortalidad. Su gravedad varía ampliamente pudiendo oscilar desde una infección crónica asintomática hasta cirrosis y carcinoma hepatocelular [5]. La progresión a carcinoma hepatocelular en la infección por el VHC es un serio problema de salud.

La infección por el VHC es un problema sanitario a escala mundial con más de 170 millones de personas infectadas en el mundo. La prevalencia del VHC en la población general varía considerablemente, en los países industrializados es del 1-2% mientras que en países Mediterráneos del Este y África la prevalencia es mayor (hasta el 13% en Egipto) [6]. Las estimaciones más recientes realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto al número de muertes muestran 53700 muertes al año directamente atribuibles al VHC. Sin embargo, la OMS estima que más de 308000 muertes al año son probablemente debidas al cáncer de hígado causado por el VHC, junto a una proporción significativa de 785000 muertes por cirrosis. En conjunto, estos datos sugieren que el VHC es responsable de aproximadamente un millón de muertes al año [7, 8].

En nuestro país, la hepatitis C crónica tiene una alta prevalencia. Los datos disponibles procedentes de estudios epidemiológicos realizados en los últimos 10 años en varías áreas geográficas de España han puesto de manifiesto que el porcentaje de la infección por el VHC oscila entre el 1 y el 2,6 %, lo que significa que puede haber casi 800000 personas infectadas en España [9-13].

La incidencia de la infección por el VHC es mayor en hombres que en mujeres y el rango de edad en el que predomina la infección está comprendido entre los 45 y los 65 años [14, 15].

1.- Vías de transmisión

1.1.- Vía parenteral

El VHC puede ser transmitido por una gran variedad de rutas pero la más eficaz es la parenteral. El consumo de drogas de abuso y las transfusiones de hemoderivados han sido claramente definidos como factores de riesgo para el VHC [16].

Estudios serológicos han demostrado que el 40-95 % de los usuarios de drogas intravenosas (UDVP) ha sido expuesto al VHC [17]. En España, la prevalencia del uso de drogas inyectadas entre pacientes españoles infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) disminuyó de 67.3% en 1997 a 14.5% en 2006. Un paralelo descenso fue observado en la prevalencia de la coinfección con el virus de la hepatitis C, de 73.8% en 1997 a 19.8% en 2006 [18].

Las transfusiones de sangre fueron, en el pasado, el principal factor de riesgo para la infección por el VHC en los países desarrollados. En 1991, la introducción obligatoria de la determinación de anticuerpos anti-VHC en los bancos de sangre redujo drásticamente el riesgo de transmisión del VHC a través de la transfusión de hemoderivados [12].

Los pacientes sometidos a hemodiálisis presentan una elevada prevalencia de infección por el VHC que varía de un país a otro. La propagación de la infección por el VHC en unidades de hemodiálisis es principalmente debido a transmisión nosocomial con el uso de equipos o materiales contaminados y exposición entre pacientes. Estudios recientes han sugerido que la duración de la hemodiálisis es un factor de riesgo para la infección [19, 20].

La transmisión del VHC también puede ser debida a los trasplantes de órgano sólido. Es necesaria una atención meticulosa y constante para mantener técnicas asépticas y unas buenas prácticas de control de la infección para eliminar las oportunidades de transmisión. En ocasiones, el trasplante se realiza a partir de donantes de alto riesgo, en este caso es importante el análisis de los ácidos nucleicos porque, aunque es caro y consume tiempo, reduce el riesgo infeccioso debido a que acorta el período entre la infección y la detección del virus [21, 22].

A pesar del conocimiento de los factores de riesgo para la transmisión de la hepatitis C, casi el 50% de los pacientes infectados no presentan una historia que sugiera una ruta de adquisición parenteral. La principal hipótesis que explicaría este hecho es la exposición parenteral inaparente (inyecciones intramusculares no estériles, tatuajes, “piercing”, acupuntura, cirugía, afeitado en barberías, etc.) [23-25]. Además, la infección transmitida por procedimientos relacionados con la atención sanitaria juega un papel importante. En España, se ha publicado un estudio reciente que concluye que, en la mayoría de los pacientes con hepatitis C aguda, el único factor de riesgo documentado y relacionado con la infección es la admisión hospitalaria (cirugía, emergencias médicas y procedimientos invasores terapéuticos y de diagnóstico). Esto subraya la necesidad de una estricta adhesión a las medidas de precaución universal [26].

1.2.- Otras vías

Aunque el VHC se transmite generalmente por vía parenteral, existen otras vías como la transmisión sexual que posee una prevalencia que oscila entre el 0 y el 2% y es considerada probable en el 20% de los casos en los que no existen otros factores de riesgo [27, 28]. Esta transmisión todavía no está claramente definida [29] pero se establecen como principales factores de riesgo un elevado número de parejas sexuales, relaciones homosexuales, prácticas sexuales de alto riesgo, antecedentes de otras infecciones de transmisión sexual y seropositividad para el VIH [15, 30, 31].

La transmisión perinatal es la causa principal de infección en niños [32] con una prevalencia aproximada del 5% [6]. Se limita casi siempre a mujeres con ARN del VHC detectable en sangre periférica [33]. Algunos estudios han encontrado que una alta concentración de ARN del VHC en suero y la presencia de coinfección de la madre con el VIH se asocia con un mayor riesgo de transmisión. El parto por cesárea no se recomienda en mujeres embarazadas infectadas por el VHC. En cuanto a la lactancia, las madres infectadas pueden amamantar a sus hijos con seguridad si los pezones no están dañados [34, 35].

La infección por transmisión intrafamiliar es muy rara, pero existen datos en la literatura [36, 37].

Referencias

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2. Esteban J, Esteban R, Viladomiu L, López-Talavera J, González A, Hernández J, et al. Hepatitis C virus antibodies among risk groups in Spain. Lancet. 1989;2(8658):294-7.

3. Esteban J, González A, Hernández J, Viladomiu L, Sánchez C, López-Talavera J, et al. Evaluation of antibodies to hepatitis C virus in a study of transfusion-associated hepatitis. N Engl J Med. 1990;323(16):1107-12.

4. Kuo G, Choo Q, Alter H, Gitnick G, Redeker A, Purcell R, et al. An assay for circulating antibodies to a major etiologic virus of human non-A, non-B hepatitis. Science. 1989;244(4902):362-4.

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