HISTORIA DE LA INFECCIÓN VIH
El SIDA es una enfermedad descrita en 1981, producida por la destrucción progresiva del sistema inmunitario debido al VIH. Con el tiempo la infección de este virus puede producir un déficit inmunitario con disminución de la capacidad defensiva, haciendo posible que gérmenes con los que habitualmente convivimos produzcan infecciones llamadas “oportunistas” que pueden desarrollar ciertos cánceres de difícil aparición cuando el sistema inmunológico funciona con normalidad. En otras ocasiones es el mismo VIH el que produce la enfermedad, como cuando afecta al sistema nervioso [1].
Las siglas de SIDA significan:
S -> Síndrome: conjunto de síntomas y signos.
ID -> de inmunodeficiencia: debilitamiento importante del sistema inmunitario.
A -> Adquirida: no hereditaria, sino debida a un virus contraído por el enfermo durante su vida.
El VIH, como los demás virus, no puede sobrevivir de forma independiente, sólo puede vivir en el interior de una célula. El VIH tiene la particularidad de atacar preferentemente a los linfocitos T CD4+, directores de orquesta de las defensas inmunitarias; así, paraliza progresivamente el sistema, antes de que éste haya tenido la posibilidad de organizar sus defensas.
Introducido el virus, éste puede evolucionar de dos formas [1]:
– Permanecer en estado latente o dormido (pudiendo estar años en esta situación) y continuar viviendo normalmente en células infectadas. La infección persiste sin que el individuo presente síntomas (asintomático) y sus células infectadas pueden transmitirse por la sangre o el coito vaginal o anal a otras personas e infectarlas.
– Pasar a ser activo y multiplicarse, produciendo la destrucción progresiva de los linfocitos T CD4+. Si esto se produce en grandes cantidades, las defensas inmunitarias del individuo se debilitan y el riesgo de aparición del SIDA aumenta.
Hay que distinguir entre: Infectados por el VIH: se desconoce el número exacto de infectados, porque no todos los infectados saben que lo están, ya que no necesariamente presentan síntomas, y porque no es obligada la declaración de infección VIH ni existe un registro oficial. El número aproximado de individuos infectados por el VIH se cuantifica a través de estimaciones realizadas en estudios sobre poblaciones “centinelas” (UDVP, prostitutas, etc., que hacen uso de los Servicios Sociales), y así podemos saber la incidencia aproximada de afectados por el VIH, su situación socioeconómica y sus prácticas de riesgo más habituales; Enfermos de SIDA: éstos comienzan a padecer una serie de enfermedades definidas como “enfermedades definitorias de SIDA” o “enfermedades criterio de SIDA”, que se ampliaron por última vez en enero de 1993. Esto hizo que en España se incrementara el número de casos de enfermos de SIDA en un 20%. Existe un registro de pacientes con SIDA y es obligatorio declararlo.
La historia de la enfermedad del SIDA se inició en EE.UU., a mediados de 1981. En esta época, el Center of Diseases Control (CDC) de Atlanta emitió un informe llamando la atención sobre un síndrome hasta entonces desconocido: habían observado que una serie de jóvenes varones, homosexuales, de raza blanca, habitantes de Nueva York, Los Ángeles y San Francisco, todos ellos presentaban un cuadro de inmunodeficiencia adquirida con una alteración de la inmunidad celular hasta entonces no descrita, que les provocaba infecciones respiratorias por gérmenes poco habituales y tumores poco frecuentes (como el Sarcoma de Kaposi, muy raro en los Países Occidentales y bastante más frecuente en África Ecuatorial). En las siguientes semanas se describieron, en otras ciudades norteamericanas, nuevos casos de SIDA y siempre en comunidades de homosexuales [2].
A partir de este momento se iniciaba la investigación y difusión científica de una enfermedad que convulsionaría el mundo entero y cuya repercusión sobre la sociedad está aún por determinar por completo (la primera publicación científica sobre el tema fue en mayo de 1981, por Gotlieb et al, publicado en el New England Journal of Medicine [2].
Dado que los primeros individuos afectados eran homosexuales, un determinado sector de la sociedad calificó el SIDA como una “maldición o castigo divino” sobre una sociedad degradada, lo que explica que a esta enfermedad se la denominara también “peste gay” y “GRID” (gay related inmunodeficiency -> déficit inmunitario ligado a los gays). Todos estos criterios carecían de rigor científico. En efecto, pocas semanas después, los hechos hicieron ver que no era una enfermedad de homosexuales o gays. Empezaron a observarse algunos casos de SIDA en mujeres y niños, así como en heterosexuales, haitianos, drogadictos e individuos que habían recibido previamente transfusiones. Las características de la enfermedad, su propagación, el tipo de sujetos que la padecían, etc, orientaban a que el SIDA debía considerarse como una enfermedad infecciosa inducida por un agente vírico [2].
Durante los primeros años de la epidemia, el mayor número de casos se localizaba en cuatro zonas geográficas bien delimitadas: EE.UU., Europa Occidental, Caribe y África Ecuatorial, especialmente en Zaire. Asimismo, se delimitaron cuáles eran los “grupos de riesgo”, aunque en la actualidad se tiende a hablar de “comportamientos de riesgo” a fin de no estigmatizar y marginar a las personas infectadas por el VIH.
En un principio se pensó que el virus había nacido en EE.UU., porque los primeros infectados se habían localizado en Nueva York y California. Pero la investigación de estos casos puso de manifiesto que muchos de los enfermos homosexuales norteamericanos tenían en común haber pasado, previo a la enfermedad, un periodo de vacaciones en Haití, país donde con frecuencia se daban cita los heterosexuales y donde las prácticas sexuales con los autóctonos eran frecuentes. Por otra parte, un porcentaje significativamente elevado de los primeros casos de SIDA en EE.UU., correspondía a individuos de origen haitiano, que vivían legal o ilegalmente en Nueva York [2].
Todo esto hizo pensar, durante un tiempo, que el origen de la enfermedad podía ser Haití, e incluso durante una época se consideró a los haitianos, por el mero hecho de serlo, como un grupo de riesgo. Pero el descubrimiento de un foco epidémico en la zona central de África, y concretamente en el Zaire, despertó nuevas expectativas (estudios retrospectivos parecen indicar que la enfermedad surgió antes en África que en Haití y EE.UU.) [2].
Según un estudio publicado en la revista Nature en febrero de 1999 [3], puede haberse identificado la fuente original del VIH-1 en una subespecie de chimpancés que habita el oeste de África Ecuatorial. Hasta la publicación de este estudio, el origen del VIH-1 estaba confuso: aunque la fuente en primates del VIH-2 ya se había identificado («cercobebus atys»), y se sabía que algunos chimpancés son portadores del virus de la inmunodeficiencia de los simios (SIV), algunos de estos aislados de SIV eran tan diferentes del VIH-1 que, aunque se sospechaba una relación entre ellos, ésta no había podido confirmarse (sólo se habían descrito tres casos de chimpancés infectados con virus similares al VIH-1; de ellos, sólo uno de los virus estaba débilmente correlacionado con el VIH-1) [4]. El estudio teorizaba que el VIH-1 podía haberse introducido en humanos cuando cazadores de chimpancés se expusieron a sangre de chimpancés infectada. Además, señalaban que los humanos pueden encontrarse aún en riesgo de transmisión de diferentes virus desde los chimpancés, dado que la caza de estos animales, para destinar su carne al consumo humano, es una práctica habitual en el oeste de África Ecuatorial.
Hoy se cree, casi con toda certeza, que el mono verde Africano era el reservorio de un virus denominado STLV-III, el cual probablemente sufrió una mutación, dando lugar a lo que posteriormente fue denominado por los autores franceses LAV (virus asociado a linfodenopatías) y HTLV-III por los investigadores americanos, y que en la actualidad se conoce como VIH, del cual existen dos variedades: el tipo 1 (VIH-1) y el tipo 2 (VIH-2).
La referida transmisión probablemente ocurrió por primera vez en África y de aquí pasó a Haití, dado que las relaciones entre este país y Zaire han sido muy activas en los años 70. Una vez importado el virus al Caribe, los homosexuales norteamericanos se infectaron durante sus visitas a Haití y posteriormente lo llevaron y dimensionaron en las comunidades de homosexuales, pasando a otros grupos (bisexuales, drogadictos, etc.) y, posteriormente, a Europa, aunque también llegó a este continente, sobre todo a Francia y Bélgica directamente de África, hasta llegar a extenderse por todo el mundo [5]. Todo lo anteriormente descrito podría llegar a confirmar la hipótesis de que un virus circunscrito en un lugar aislado y determinado se hubiese diseminado como consecuencia de los cambios de vida (viajes internacionales, liberalización sexual, acceso generalizado a las transfusiones sanguíneas, uso compartido de agujas y jeringuillas, etc.) y, quizás, se hubiese vuelto más activo. Esta hipótesis sobre la “emigración” del virus a lo largo del planeta no está plenamente confirmada, pero es muy convincente y fue descrita inicialmente por el doctor Gallo [5].
También hay datos que apuntan que la pandemia se inició de forma silente, en África Central, en la década de los 70, a partir de estudios retrospectivos que demuestran un aumento en esta zona geográfica de enfermedades indicadoras de SIDA. Ya en Europa, a mediados de los 70 se detectaron casos aislados de SIDA en individuos africanos, aunque fueron diagnosticados retrospectivamente.
Los estudios epidemiológicos han permitido establecer tres modelos o pautas de la infección por el VIH con distinta localización geográfica y con rasgos epidemiológicos peculiares según las zonas analizadas [6]:
1. Modelo o patrón 1: Países desarrollados: Europa Occidental, Canadá, EE.UU., Australia, Nueva Zelanda y gran parte de Iberoamérica. Se caracteriza por una mayor incidencia en los varones que en las mujeres y por concentrarse la infección en varones homosexuales y UDVP (Usuarios de drogas por vía parenteral). Los hemofílicos y receptores de hemoderivados constituyen un grupo de riesgo casi insignificante, ya que los controles de las transfusiones y el tratamiento de los hemoderivados mediante calor y otros procedimientos, están contribuyendo a que la transmisión del VIH y otras infecciones transmisibles por transfusión (ITT) sea excepcional.
Aunque el número de casos de VIH/SIDA en los últimos años se están reduciendo considerablemente desde todas las vías de transmisión existentes, hay que destacar que el número de mujeres infectadas por transmisión heterosexual está aumentando cada año, debido principalmente a la fuerte dependencia de su pareja, tanto a nivel económico como a nivel emocional. Como consecuencia del aumento en el número de contagios en mujeres no aumenta el número de contagios en los niños, que sería de algún modo normal, por todas las medidas preventivas y la aplicación de terapias antirretrovirales de gran actividad (TARGA).
2. Modelo o patrón 2: Se da en los países africanos, especialmente en los Subsaharianos, y en el Caribe. En estas áreas, la infección por el VIH está concentrada en la vía de transmisión heterosexual: un porcentaje bastante elevado de los adultos sexualmente activos y la inmensa mayoría de las prostitutas de las áreas urbanas están infectadas. El número de mujeres embarazas infectadas y sin ningún tipo de control es muy elevado, por lo que la incidencia de la infección VIH en niños es extraordinariamente elevada. Del mismo modo, la transmisión de la infección a través de la sangre, en esta zona, sigue siendo significativa ya que no existen controles sistemáticos en los bancos de sangre. Aunque en esta zona los UDVP son escasos y no constituyen un grupo a tener en cuenta, la utilización de agujas con fines terapéuticos, rituales, tatuajes, etc., pueden contribuir a la extensión de la infección. El África Subsahariana es la única zona del mundo donde se da un mayor número de infecciones en mujeres que en hombres debido más que nada a una fuerte influencia de la cultura y las tradiciones.
3. Modelo o patrón 3: incluye las zonas del Norte de África, Oriente Medio, Europa Oriental, Asia y el Pacífico, donde la infección por el VIH penetró más tarde, a finales de los 80 y comienzos de los 90. Los casos iniciales en estas áreas se produjeron por contactos heterosexuales con personas procedentes de los países encuadrados en los patrones 1 ó 2; también por el consumo de drogas por vía intravenosa. El hecho de que la infección penetrara más tarde en estas regiones, no significa que el número de casos sea inferior, ya que en los últimos años están aumentando a pasos agigantados especialmente en Europa Oriental y Asia Central, debido principalmente a la inestabilidad y crisis socioeconómica, cambio social rápido, aumento de la pobreza y el desempleo, aumento de la prostitución y cambios en los comportamiento sexuales, que alimenta a su vez el consumo de drogas y el comercio sexual favoreciendo así la propagación del VIH.
REFERENCIAS
1. Cadarso Suárez DJ. La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). In: Paideia F, ed. Una Encrucijada Humana: el SIDA. Situación personal y socio-familiar de los portadores VIH/SIDA. Vol. 5. La Coruña, 1995:15-22
2. Delgado Rubio A. Donde se dieron los primeros casos de SIDA. In: ASERCOMI SL, ed. SIDA, un problema de todos. Perspectivas para el próximo milenio. Madrid, 1998:127 pp.
3. Gao FBERDLC, Y. Rodenburg C.M. Michael S.F. Origin of HIV-1 in the chimpanzee Pan troglodytes. Nature 1999;397: 436-441
4. Delgado Rubio A. El agente etiológico que produce que produce el SIDA. In: ASERCOMI SL, ed. SIDA, un problema de todos. Perspectivas para el próximo milenio. Madrid, 1998:127 pp.
5. Delgado Rubio A. De donde procede el VIH. Como llegó al hombre. In: ASERCOMI SL, ed. SIDA, un problema de todos. Perspectivas para el próximo milenio. Madrid, 1998:127 pp.
6. Delgado Rubio A. Como se distribuye la infección del VIH en el mundo. In: ASERCOMI SL, ed. SIDA, un problema de todos. Perspectivas para el próximo milenio. Madrid, 1998: 127 pp.