La primoinfección se caracteriza por un pico alto de carga viral al cuarto día de la infección, seguido de una respuesta tardía que coincide con el desarrollo de una inmunidad adquirida específica de células T. En aquellos previamente expuestos, la replicación viral es más limitada y la eliminación del virus es más rápida, sin embargo, la respuesta inmune es tan potente que produce una enfermedad más intensa que la producida en las primoinfecciones (FIGURA II.7). No obstante, la edad y la genética del huésped pueden hacer que la respuesta primaria sea parecida a la secundaria, o que durante la respuesta primaria se prolongue la enfermedad y se intensifique la sintomatología.
FIGURA II.7 Comparación de primoinfección e infección secundaria en el tiempo. Modificado de Openshaw y Tregoning [1]
Papel de T CD8+. Tras la activación de la respuesta innata, la mayoría de la células que migran al foco de infección son T CD8 . La disminución de los síntomas se ha relacionado con incremento de linfocitos T citotóxicos en sangre periférica. Los CD8 son también una fuente de IFNg. La producción de IFN-g por células NK y CD8 inhibe la producción de IL-4 e IL-5 de la respuesta Th2 suprimiendo la producción de anticuerpos IgE, lo que está relacionado con incremento de los mediadores de la inflamación. Se ha documentado el papel de los CD8 en la recuperación de la infección por VRS y en la inmunidad de protección. Sin embargo, la actividad citotóxica específica VRS se observa en 60% de niños por encima de 6 meses, mientras que sólo en el 25% de los menores de 5 meses.
Papel de T CD4+. Gran parte de las consecuencias clínicas de la infección por VRS están mediadas por citocinas y quimiocinas.El predominio de Th1 ó Th2 determina que la infección se desarrolle de uno u otro modo. El daño inducido por la proteina G del VRS está causado principalmente por sobreactivación de los Th2 que promueven eosinofilia mientras los CD8 habitualmente la inhiben. En concreto se han descrito como responsables de esta actuación determinadas subpoblaciones de CD4, como los T1/ST2. Se ha demostrado un predominio de respuesta Th2 en niños vacunados con FI-VRS (formalina-inactivada) y relacionado con mayor extensión de la patología pulmonar e infiltrados de eosinófilos. Otros estudios en roedores han revelado que la vacunación con proteina F al contrario que con proteina G, se asocia con producción de citocinas Th1.
Sin embargo, la inmunidad conferida por las células T no se prolonga en el tiempo. Dependiendo de las citocinas que liberen, los T CD4 se dividen en “vida larga” (células T memoria central) productoras de IL-2 y “vida corta” (células T memoria efectoras) productoras de IFNg. En el trabajo de Richter se observó que tras la reinfección no se detectaba producción de IL-2 por estas CD4, demostrando que sólo las células efectoras de vida corta y no las de memoria central se encuentran en el sitio de la infección.
Además, en niños la transcripción de INF-g e IL-12 está alterada en los linfocitos T CD4, lo que explica la gravedad de la infección en la infancia.
Papel de los linfocitos T gamma/delta (g/d). Como ya se ha comentado, en humanos y animales, la mayoría de las células T expresan un receptor (RCT) compuesto por cadena alfa/beta, mientras que una población muy pequeña se compone de RCT g/d. Estos son capaces de reconocer proteinas sin ser presentadas por el CMH. Las formas graves de bronquiolitis se acompañan de disminución de la producción de IFN-g por los g/d. En el estudio de Aoyagi [2], tras dos años de seguimiento, se demostró una asociación entre el descenso en la producción de INF-g por los T g/d durante la fase aguda y el desarrollo de sibilancias recurrentes. Así que es posible que un descenso en esta subpoblación de células T favorezca la respuesta Th2, alterando la producción de IFN-g durante la fase aguda de la infección VRS.
Inmunidad humoral. Durante la primoinfección por VRS, la respuesta de IgM se induce al final de la primera semana y puede ser detectada durante tres meses. IgG alcanza picos mayores a los 30 días tras el inicio de los síntomas. Durante la segunda infección, la repuesta IgG es más rápida y los picos se ven a los días 5 y 7. La secreción de IgA en lavado nasofaríngeo empieza a los 2 días tras la infección y los picos son a los 8-13 días. IgM, IgA, IgG están universalmente aumentados en niños mayores de 6 meses indicando que la edad es un factor de éxito en la producción de anticuerpos. Todos los niños producen IgE como respuesta al VRS y sólo algunos desarrollan enfermedad grave, así el papel de la Ig E en el desarrollo de bronquiolitis y sibilancias está aún por determinar.
REFERENCIAS
1. Openshaw PJ, Tregoning JS. Immune responses and disease enhancement during respiratory syncytial virus infection. Clin Microbiol Rev 2005,18:541-555.
2. Aoyagi M, Shimojo N, Sekine K, Nishimuta T, Kohno Y. Respiratory syncytial virus infection suppresses IFN-gamma production of gammadelta T cells. Clin Exp Immunol 2003,131:312-317.