PLAN DE EMERGENCIAS DEL LABORATORIO DE MICROBIOLOGÍA CLÍNICA
Los riesgos en el Laboratorio de Microbiología se dividen en riesgos no biológicos, comunes a otros laboratorios, y riesgos biológicos o específicos. Los no biológicos pueden ser químicos, físicos, eléctricos o fuego.
Entre los riesgos biológicos no se hace referencia a las infecciones adquiridas en el laboratorio, ya que la mayoría son un proceso que pasa inadvertido. La exposición se centrará en la actuación cuando se produce un accidente.
Lo más importante ante un accidente en el laboratorio es tenerlo previsto, simular uno como mínimo una vez al año, discutir las medidas a tomar y sacar las conclusiones pertinentes; en definitiva no dejar nada a la improvisación y disponer del material necesario para actuar. Es recomendable contar con Estaciones de Seguridad, del mismo modo que existen los extintores.
El Supervisor de Seguridad llevará un registro de accidentes, donde se anotarán todos lo detalles del percance, así como las medidas practicadas, las personas involucradas en el accidente y los procedimientos de actuación.
Estaciones de Seguridad
Son unidades estratégicamente situadas en las que debe encontrarse, a la vista y fácilmente accesible (previa ruptura de su correspondiente precinto), el material necesario para actuar inmediatamente ante un accidente de laboratorio. Es conveniente que se coloquen junto a la ducha de emergencia y los extintores. Deberán contener:
Botiquín de primeras curas.
Manta apagafuegos.
Equipo de vestir completo con guantes resistentes, botas impermeables, gafas de protección, gorros, mascarillas y cubretodos impermeables ajustados en las muñecas.
Papel absorbente y almohadillas absorbentes.
Pala, cepillo, pinzas.
Bolsas de autoclave y específicas de tipo III (Norma UNE 53-147-85 de 60 l como máximo y galga 400 como mínimo).
Material absorbente inerte específico para productos químicos.
Además, existirá un equipo de limpieza de doble cubo sin usar.
RIESGOS NO BIOLÓGICOS
ACCIDENTES QUÍMICOS
Por inhalación
Se producen por no usar (o usar inadecuadamente) las vitrinas de gases o por accidentes.
Si es grave, como la fuga de gases tóxicos:
1º. Dar la voz de alarma.
2º. No intentar socorrer a los afectados sin usar máscara de gases (para sacar al paciente de la zona).
3º. Cerrar la zona, y, si es posible, ventilarla.
4º. Conducir al afectado al Servicio de Urgencias y, si es necesario, iniciar procedimientos de reanimación.
Por deglución
Se producen si se cometen errores básicos de pipeteo o cuando se utilizan incorrectamente envases de refrescos o bebidas para guardar productos químicos (lo que está formalmente prohibido). Se acudirá al Servicio de Urgencias inmediatamente y como emergencia se usará una solución de carbón activado o el antídoto conocido.
Por contacto
Los más frecuentes son las salpicaduras por ácidos, álcalis, sustancias tóxicas o cancerígenas, etc. Debe existir una ducha de seguridad y se respetará lo prescrito en el manual de seguridad referente al transporte, almacenamiento y manejo de todo tipo de productos utilizados en el laboratorio. Consultando las fichas de datos de seguridad de los productos es posible conocer los riesgos inherentes a cada uno de ellos, así como las normas de seguridad a seguir (uso en campana de extracción, empleo de guantes, gafas o pantalla facial, máscaras, etc.).
ACCIDENTES FÍSICOS
Los más frecuentes son las heridas causadas por objetos punzantes o cortantes (pinchazo y herida sangrante). En este caso se deberán aplicar las medidas bien detalladas en los Protocolos de actuación después de una exposición accidental a productos biológicos probablemente contaminados perfectamente descritos en los protocolos específicos de hepatitis y SIDA de la SEIMC.
Las centrífugas actuales tienen mecanismos básicos de seguridad, pero no es infrecuente encontrar todavía algunas que, debido a lo antiguo de su diseño, permiten ser abiertas antes de su parada completa, hecho inaceptable con las normativas actuales. Así pues se pueden producir accidentes al frenarlas manualmente, con el consiguiente riesgo de lesión por la enorme fuerza centrífuga de las mismas.
El manejo y transporte de las bombonas de gases debe ser realizado por personal especializado. Estarán bien ancladas para evitar que se caigan.
En general, no debe utilizarse la luz UV porque no es esterilizante, sino sólo descontaminante y produce una falsa sensación de seguridad. En la CSB no se puede trabajar con ella encendida ya que puede dar lugar a una quemadura corneal tremendamente dolorosa. Si ello ocurre, se consultará con el Servicio de Oftalmología.
Las quemaduras por vapor procedente de los autoclaves, así como las producidas por salpicaduras de los microondas, se tratarán tópicamente.
ACCIDENTES ELÉCTRICOS
Se evaluará su gravedad y se decidirá si se traslada al accidentado al servicio de urgencias o si hay que practicar maniobras de reanimación.
Jamás se intentará apartar al afectado de la fuente eléctrica con las manos, sino a través de un objeto no conductor y, si es posible, siempre se cortará primero el suministro (todos los cuadros han de estar debidamente señalizados).
FUEGO
Merece consideración específica, ya que todavía, desgraciadamente, no es infrecuente el uso de mecheros Bunsen en muchos Laboratorios de Microbiología. Todo el utillaje eléctrico, en conjunción con el gran uso que se hace de productos inflamables, hace que la posibilidad del fuego haya de ser tenida muy en cuenta. En el supuesto de un fuego, una actuación correcta inicialmente puede decidir el resultado final.
Consideraciones generales ante el fuego:
Para que exista un fuego como tal, hace falta que se mantenga el tetraedro del fuego, a saber: material combustible, oxígeno, temperatura y reacción en cadena (producción de radicales libres). Si se dan los cuatro requisitos se produce un fuego con llama, si falla la reacción en cadena se produce un fuego sin llama. Según el material que arde, el fuego se clasifica en:
A. ALFA. Cuando arde material sólido.
B. BRAVO. Cuando arde material líquido.
C. CHARLIE. Cuando arde material gaseoso.
D. DELTA. Cuando arden metales.
E. ECHO. Cuando arde material eléctrico.
En el Laboratorio de Microbiología se pueden producir los cinco tipos de fuego. Los mecanismos básicos para actuar contra el fuego son los que inciden sobre alguno de sus pilares básicos tales como:
– Temperatura. Mediante enfriamiento con agua, C02.
– Oxígeno. Mediante sofocación, espuma, manta, polvo, C02.
– Material. Si es posible, se tira o confina lo que está ardiendo (por ejemplo una gasa, un papel, etc.). Cualquier tipo de extintor es válido para estos fuegos.
– Reacción en cadena. Impedir la formación de radicales libres enfriando y sofocando.
La extinción se lleva a cabo mediante extintores, que básicamente son de:
– Agua: Chorro o niebla (actúa por enfriamiento).
– Espuma: Especialmente indicados para líquidos (sofocación).
– Polvo seco: Actúa por sofocación.
– Gas inerte (C02): Actúa por sofocación y enfriamiento.
Los extintores siempre actúan sobre uno o más de los componentes del tetraedro del fuego, pero hay que elegir el adecuado según el tipo de fuego. Generalmente, el de CO2 es el de elección para un Laboratorio de Microbiología.
Para apagar la ropa ardiendo del personal, lo mejor es utilizar la ducha de emergencia o la manta apagafuegos.
En el caso de los líquidos que arden en su superficie, se procurará usar la sofocación para evitar que se produzcan salpicaduras del líquido inflamable que arde. Muchos extintores salen a tanta presión que si inciden sobre la superficie del líquido ardiendo, pueden dar lugar a un efecto contraproducente.
Actualmente son frecuentes las quemaduras por líquidos o medios de cultivo calentados en el microondas. Jamás debe usarse éste sin tabla de tiempos o sin vigilancia. No debe utilizarse para fundir medios que contengan agar porque se producen salpicaduras fácilmente.
RIESGOS BIOLÓGICOS
Los accidentes biológicos se producen generalmente por:
1. Inoculación accidental.
2. Heridas causadas por animales de laboratorio.
3. Ingesta accidental.
4. Derrames y salpicaduras:
Derrames en la recepción de muestras.
Salpicaduras en cara y ojos.
Salpicaduras y contacto directo.
Salpicaduras en la superficie de trabajo.
Salpicaduras fuera de la zona de trabajo.
5. Aerosoles.
6. Por el aire.
7. Deliberados y de origen desconocido.
INOCULACIÓN ACCIDENTAL
Como ya se ha comentado, están perfectamente protocolizadas y se han establecido normas de actuación en protocolos específicos de la SEIMC. Igualmente ocurre con las heridas sangrantes.
HERIDAS CAUSADAS POR ANIMALES DE LABORATORIO
Se tratarán como cualquier otra herida. Además, según la especie e historial del animal, se actuará en consecuencia.
INGESTA ACCIDENTAL
Se produce cuando se cometen errores básicos de pipeteo, por comer, beber o fumar en el área de trabajo y al ingerir erróneamente caldos dispensados en envases de refrescos o bebidas. Según el agente biológico de que se trate se acudirá al Servicio de Enfermedades Infecciosas. Se cultivará el líquido o sólido en cuestión para aislar el microorganismo. Como emergencia, se puede utilizar una solución de carbón activado y se decidirá el inicio de tratamiento específico o profiláctico.
DERRAMES Y SALPICADURAS
Es uno de los apartados más importantes por su frecuencia y porque las medidas a tomar son responsabilidad exclusiva del Laboratorio de Microbiología y bajo ningún concepto del personal de limpieza. El procedimiento empleado, bien protocolizado, debe estar contemplado en el Manual de Seguridad. Los derrames y salpicaduras pueden ser de muchos tipos: por pérdida de los diferentes envases, generalmente porque estén mal cerrados (ya que se supone que son los adecuados), por rotura de los mismos, vuelco, etc. y son muy frecuentes en la zona de recepción de muestras. Para actuar correctamente son muy recomendables las Estaciones de Seguridad.
Lavado. Primero se eliminan los restos groseros de cristal, plástico, agar, etc., después se lava con abundante agua y un detergente acuoso y a continuación se inicia la desinfección. Hay que tener en cuenta que cualquier sustancia orgánica (agar sangre, restos de peptona, etc.) es extraordinariamente bloqueante de la capacidad oxidativa del hipoclorito sódico y de la capacidad de actuación de los iodóforos; por ello, la norma es primero limpiar y después desinfectar.
Desinfección. Se empleará un desinfectante preferentemente líquido. Los más útiles en el laboratorio son:
1. Hipoclorito sódico. De elección para suelos, cerámica, etc. No debe usarse en superficies metálicas. Se utiliza a la dilución pertinente para conseguir 50000 p.p.m. de cloro libre. Se vierte haciendo un círculo alrededor del derrame, o mejor sobre papel absorbente, y se deja actuar 20 minutos.
2. Iodóforo. Se utiliza a la dilución indicada por el fabricante. Adecuado en superficies metálicas.
3. Alcohol etílico al 70%.
4. Productos detergentes desinfectantes. Agentes como Virkon® (peróxido tamponado con surfactante), de fácil manejo, no corrosivo, no irritante, especialmente activo en presencia de materia orgánica y que cambia de color cuando deja de ser activo.
DERRAMES EN LA RECEPCIÓN DE MUESTRAS
Son muy frecuentes, casi siempre por estar mal cerrados los diferentes envases. Es preceptivo trabajar con guantes y cerca de una estación de seguridad. En cada caso concreto habrá que decidir si se traslada parte o todo el material a una CSB para que en la misma se pueda intentar recuperar parte del material (por ejemplo, un lote de muestras que se ha contaminado por la rotura o pérdida de una de ellas). Se desinfecta por el mismo procedimiento descrito para las superficies.
SALPICADURAS EN CARA Y OJOS
Si el accidentado no lleva lentillas, lavar con abundante agua durante mucho tiempo y sólo después evacuar al Servicio de Oftalmología con la referencia del agente y con el Supervisor de Seguridad. Si lleva lentillas (lo que está formalmente prohibido), lavar con agua abundante e intentar quitárselas. Si no es posible, recurrir de inmediato al Servicio de Oftalmología.
SALPICADURAS Y CONTACTO DIRECTO
Generalmente suele ser el propio accidentado el encargado de su neutralización. Si tiene dudas debe avisar al Supervisor de Seguridad. La actuación jamás se dejará en manos de personal no cualificado (personal de limpieza).
Sobre piel descubierta. Lavado con abundante agua el tiempo que sea necesario. Jamás se intentará neutralizar cáusticos con bases, ya que se genera mucho calor y las consecuencias son peores. Se deberá consultar con el Supervisor de Seguridad para medidas específicas.
Sobre la ropa. Valorar si se debe y puede cambiar o si se requiere ducha de emergencia. Proceder según el producto y la decisión del Supervisor de Seguridad.
SALPICADURAS EN LA SUPERFICIE TRABAJO
En la Cabina de Seguridad Biológica (CSB)
1º. Riesgo alto (derrames de gran volumen y que pasan a la bandeja inferior).
Desinfección de la CSB.
No parar la cabina, debe continuar trabajando durante todo el proceso.
Con guantes y bata protectora, extender un desinfectante (por ejemplo, Virkon®) en cantidad suficiente para empapar toda la superficie de trabajo e inundar la cubeta inferior.
En estas circunstancias no se recomienda el uso de alcohol ya que, debido al gran volumen que se necesita, puede existir peligro de incendio.
Dejar que actúe el desinfectante antes de recogerlo todo y empezar la limpieza de la cabina.
Depositar todo lo recogido en una bolsa de autoclave, incluidos los guantes utilizados y la bata protectora. Dejar funcionando la CSB durante 10 m más y, a continuación:
B. Limpieza de la CSB.
Con alcohol etílico al 70% retirando todos los restos de desinfectante.
2º-. Riesgo moderado.(Salpicadura que queda limitada a la superficie de trabajo o que ha sido absorbida por el papel secante).
Desinfección de la CSB.
Exclusivamente de la zona de trabajo con Virkon®. A continuación se limpia.
B. Limpieza de la CSB.
Con alcohol etílico al 70% retirando todos los restos de Virkon®.
A criterio del responsable, si es necesario, se practicará una descontaminación general de la CSB, incluidos los filtros. Esta acción se realiza en función de la peligrosidad del agente y del volumen del vertido (seguir las normas de descontaminación de la CSB).
b) En la poyata de trabajo
Si hay presión negativa respecto a las áreas adyacentes:
Dar la voz de alarma para que nadie más entre en la zona, mantener la puerta cerrada y comenzar el proceso quitándose la ropa usada (desechándola en una bolsa de autoclave) y vistiéndose de acuerdo con la gravedad del accidente. A continuación:
1º. Neutralizar el derrame (toalla absorbente, polvos, papel secante, etc.), limpiar con agua y detergente la zona con el equipo de seguridad, desecharlo a bolsa de autoclave.
2º. Desinfectar la zona de trabajo (superficies metálicas con Virkon® y suelos con hipoclorito sódico) y dejar actuar durante 20 m.
3º. Limpiar la zona de trabajo.
La presión negativa da un margen de unos 30 m. para que la misma ventilación anule el peligro del aerosol formado.
Si no hay presión negativa respecto a las áreas adyacentes:
Dar la voz de alarma, empezar el proceso de vestirse con lo mínimo imprescindible e inmediatamente:
1º. Neutralizar el derrame (toalla absorbente, polvos, papel secante, etc.). Acabar de vestirse adecuadamente.
2º. Desinfectar la zona de trabajo (superficies metálicas con Virkon® y suelos con hipoclorito sódico) y dejar actuar durante 20 m.
3º. Limpiar la zona de trabajo.
SALPICADURAS FUERA DE LA ZONA DE TRABAJO
Pasillos, suelos
En los pasillos se aplican las mismas medidas que en las zonas que no tienen presión negativa. En el suelo como en la poyata de trabajo y como en las zonas sin presión negativa. Se usan mochos nuevos y técnica de doble cubo, que se desecha al acabar como residuo tipo III.
Tubos rotos dentro de la centrífuga
Se exigirá siempre la presencia del Supervisor de Seguridad. En ocasiones se puede detectar el accidente antes de abrir la centrífuga, si se ha estado presente durante el proceso de centrifugación, por el cambio de ruido en el funcionamiento de la máquina. Como esto no siempre sucede, deberá existir un entrenamiento para cuando se observe el accidente al abrir la centrífuga: cerrar la centrífuga y hacer salir inmediatamente a todo el personal prescindible del área. Vestirse como en el caso de las salpicaduras (el aerosol puede ser importante), cerrar la habitación y:
1º. Desinfectar la centrífuga por fuera.
2º. Esperar 20 m.
3º. Abrir la centrífuga muy suavemente.
4º. Colocar todas las muestras no rotas en una gradilla o recipiente hermético (bolsa de autoclave) y llevarlas a una CSB para manipularlas allí.
5º. Limpiar, sacar los restos con guantes adecuados y meterlos en bolsas de autoclave o de tipo III. Llevar las cubetas o cestillos con Virkon® y el rotor, si es posible, al autoclave.
6º. Desinfectar la centrífuga por dentro con iodóforo o Virkon® y dejar actuar 20 m.
7º. Limpiar la cuba con alcohol etílico al 70%.
AEROSOLES
Los aerosoles son la causa más frecuente e importante de accidente biológico y su origen es muy variado. Muchas veces pasan inadvertidos, por lo que siempre hay que dar por hecho que existen cuando se producen derrames o salpicaduras.
La mala práctica es la fuente más común de los aerosoles: enfriar asas calientes hundiéndolas en el agar, utilizar centrífugas no herméticas, centrifugar con tubos abiertos o mal cerrados, agitar cultivos con el asa dentro del tubo, pipetear con demasiada fuerza, oler las placas, etc.
Las medidas a tomar para evitar los aerosoles son cambiar los hábitos. Deben anotarse todos los incidentes y decidir con el Supervisor de Seguridad si se toman medidas de profilaxis sobre la supuesta contaminación. En accidentes en los que se presume la formación de aerosol, proceder siempre con protección del aparato respiratorio.
POR EL AIRE
Se producen por fallos en el sistema de aire acondicionado y se detectan por criterios epidemiológicos tales como el número de afectados, la coincidencia en el área de trabajo, etc. Las medidas son difíciles de implementar porque deben incluir necesariamente la revisión del sistema de aire acondicionado.
DELIBERADOS Y DE ORIGEN DESCONOCIDO
En los deliberados, sólo si el inculpado lo comunica se podrá actuar al respecto.
FUMIGACIÓN
En ocasiones puede ser necesaria la descontaminación de laboratorios, cámaras frías o cabinas de seguridad biológica cuando, por ejemplo, ha ocurrido un gran derrame de material infeccioso o tras determinadas manipulaciones de mantenimiento (cambio de filtros HEPA de las cabinas). La fumigación debe ser siempre un proceso planificado y llevado a cabo únicamente por personal con la formación necesaria. El formaldehído es el producto más empleado, existiendo varias maneras de generar sus vapores, pero teniendo todas ellas como exigencia el mantenimiento de una humedad relativa en torno al 70%.
También existen en el mercado aparatos de nebulización y vaporización de diversos desinfectantes que pueden ser una alternativa a la descontaminación con formaldehído. Estos productos presentan un espectro de actuación mucho más restringido que el formaldehído, por lo que resultan útiles más para el mantenimiento de un ambiente «limpio» en un determinado local (laboratorio, quirófano) que para una eficaz desinfección.