Hepatitis C crónica y sepsis

Impacto de la infección por el virus C en el desarrollo de sepsis

La infección por VHC predispone a otras enfermedades infecciosas con las que comparten vía de transmisión, como el VIH o la Hepatitis B. La cirrosis se asocia con disfunción del sistema inmune de forma intrínseca(1) además de la asociada a de los tratamientos en los casos del carcinoma hepatocelular o el trasplante hepático (2).

El desarrollo de cirrosis, independiente de su causa, conlleva una serie alteraciones inmunes inespecíficas, defectos en la función de neutrófilos y macrófagos y elevación de niveles de citoquinas pro-inflamatorias (3,4), que asociado a traslocación bacteriana y una menor capacidad de aclarar patógenos y endotoxinas de la circulación asociadas, van a producir un estado de inmuno-paralisis, que puede llegar a suponer hasta un 30% de la mortalidad en este tipo de pacientes (5).

Además, tras el desarrollo de la infección, la excesiva respuesta proinflamatoria asociada a la disfunción hemodinámica que aparece en la cirrosis puede favorecer el desarrollo de sepsis (6). Aquellos pacientes cuya cirrosis esté descompensada presentan aún mayor riesgo de desarrollar sepsis (7).

La propia infección por el VHC, incluso sin haber desarrollado cirrosis, puede provocar disfunción inmune relacionada con una depresión de la capacidad fagocítica y lítica de los neutrófilos y monocitos, una reducción del número global de linfocitos, linfocitos CD8 y células NK (4), así como el aumento de las células T reguladoras (8) entre otras (Figura 1).

Todo ello supondría un aumento del riesgo de ingreso por infecciones a nivel general y de algunas en particular como la sepsis, las infecciones de vías respiratorias inferiores (por tuberculosis (9) y neumococo (10)), infecciones del tracto urinario (6) y bacteriemia por Staphylococcus aureus (10), así como de infecciones relacionadas con procedimientos como tunelización de catéteres o hemodiálisis.

Figura 1. Fisiopatología de la sepsis en la infección crónica por hepatitis C.

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Este aumento del riesgo en pacientes VHC no cirróticos sería independiente de su nivel de transaminasas, ingesta de alcohol y sexo, aunque sí dependería de la edad, presentando mayor riesgo personas mayores de 50 años.

El tratamiento con peg-IFN/Ribavirina puede provocar una disminución en el riesgo de hospitalización y mortalidad relacionado con infecciones (sepsis, infecciones de vías respiratorias bajas, infecciones urinarias, de piel y tejidos blandos) (6) y es esperable que ocurra lo mismo con los nuevos tratamientos AADs (11).

Etiología microbiológica de la sepsis.

La etiología microbiológica sólo se llega a determinar en un tercio de los casos, este porcentaje aumenta a mayor severidad de la infección y además ha ido cambiando con los años (12,13).

Clásicamente se consideraba que los gérmenes gram negativos eran los causantes de la sepsis, que era una respuesta a las endotoxinas de este tipo de bacterias (14). A principio de siglo, trabajos realizados en Estados Unidos y Francia informaron de un cambio hacia los Gram-positivos como principales agentes causales de la sepsis (15,16). Este cambio se ha relacionado con el aumento de los procedimientos invasivos y las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (17). En estudios posteriores realizados en Europa y en nuestro país, se vuelve a encontrar un predominio de las bacterias Gram-negativas (18,19) las cuales se han asociado a una mayor mortalidad comparado con los Gram-positivos (20).

En pacientes mayores de 65 años predominan los Gram-negativos, siendo E. coli el más frecuente y siendo el tracto urinario la fuente de infección más habitual. En pacientes jóvenes sin embargo, predomina el S. aureus en bacteriemias adquiridas en la comunidad (21).

En los últimos años se ha observado también un aumento de los gérmenes multirresistentes (22,23) así como de hongos (12), que se ha relacionado con el uso de antibiótico de amplio especto durante periodos prolongados en los pacientes en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

Resulta interesante destacar que los gérmenes predominantes, Staphylococcus aureus, Pseudomonas sp, E.coli y hongos, se mantienen estables (21,24–26).

La mayoría de los casos de sepsis tiene un origen nosocomial y se producen en pacientes previamente ingresados por otras patologías (27).

El pulmón es el principal origen de infección en sepsis grave y shock séptico (12,28), seguido por abdomen, tracto urinario, tejidos blandos y bacteriemias primarias (22,28,29). Hay que destacar, que no se ha asociado una mayor mortalidad relacionada con el lugar de la infección (30).

El origen de la sepsis varía según el género, siendo la infección urinaria el más frecuentes en mujeres y el foco respiratorio en hombres (14,31).

Referencias

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