Desde que apareció el primer caso de SIDA en España en 1981, exactamente en Cataluña y por transmisión homo/bisexual, el número de casos nuevos ha ido aumentado año tras año, hasta convertirse en un problema de salud pública de primera magnitud. Esta epidemia viene configurada en la población por dos tipos de situaciones con dimensiones e implicaciones asistenciales y sociales diferentes: los infectados por VIH, también llamados seropositivos o portadores y los enfermos de SIDA. El número y las características epidemiológicas de los seropositivos, y de los casos de SIDA están estrechamente relacionados, dado que todos los enfermos de SIDA pasaron antes por la situación de seropositivos.
EVOLUCIÓN DE LA INCIDENCIA DE CASOS DE SIDA
La prevalencia total de casos de SIDA en España es de 68.788 casos. Los casos pediátricos ascienden a 983, cifra que resulta muy elevada con respecto a otros países europeos. El número de nuevos casos diagnosticados de SIDA alcanzó las cifras más altas en 1994, con 7.401 casos, coincidiendo con el repunte que provocó la ampliación de la definición de caso de SIDA (Figura 1). Desde ese año se produjo una inversión de la tendencia, iniciándose un descenso que se ha mantenido hasta el momento actual, y que globalmente ha supuesto una caída de un 66% en la incidencia de SIDA a lo largo de 6 años [1]. A este descenso han contribuido de forma muy importante el conjunto de actividades de la lucha contra el SIDA, tanto en la prevención como en la asistencia sanitaria. No obstante la caída más pronunciada (27%) se produjo entre 1996 y 1997, coincidiendo con la extensión de la TARGA, que ha tenido un gran impacto en la calidad de vida y la supervivencia de las personas infectadas. En los años siguientes la tendencia ha continuado descendiendo, pero la pendiente se ha ido suavizando [2].
Figura 1. Casos de SIDA en España por año de diagnóstico.
Fuente: Registro Nacional de Casos de SIDA (Informe Semestral nº 1, Junio 2004). Elaboración propia.
Según las notificaciones recibidas hasta el 30 de junio de 2004 en el Registro Nacional de Casos de SIDA, se estima que en el año 2003 se diagnosticaron en España 290 casos nuevos de SIDA, que en comparación con los 2.311 estimados para el año 2002,suponen un descenso del 5,2% (Figura 2).
Figura 2. Mapa de incidencia de SIDA en España a nivel provincial del año 2003.
Fuente: Registro Nacional de Casos de SIDA (Informe Semestral nº 1, Junio 2004). Elaboración propia
Los primeros afectados fueron hombres homo/bisexuales, UDVP y receptores de hemoderivados. Muy pronto los UDVP se destacaron como el colectivo más afectado, alcanzando prevalencias superiores al 50% desde mediados de los 80. La gran dimensión que adquirió la epidemia en ellos ejerció un papel fundamental en la extensión secundaria del VIH por otras dos vías de transmisión, la heterosexual y la vertical. Los UDVP infectados eran mayoritariamente jóvenes y sexualmente activos, constituyendo un foco importante de infección para sus contactos sexuales y para su descendencia [3].
Los primeros casos transmitidos por vía heterosexual en España aparecieron en 1985, relativamente tarde en comparación con el resto de categorías. A partir de entonces su incidencia anual ha presentado un aumento rápido y progresivo, superando desde 1994 los 900 casos nuevos anuales. Esta evolución refleja una tasa importante de propagación del VIH por contactos heterosexuales, ya en la década de los 90. El perfil predominante de estos casos es el de mujeres cuya pareja es UDVP, y el de hombres con múltiples parejas sexuales y/o usuarios de prostitución. La transmisión heterosexual del VIH en España parece estar produciéndose fundamentalmente por diseminación secundaria a partir de UDVP infectados [2].
La transmisión del VIH a través de hemoderivados se produjo en España en los primeros momentos de la epidemia. Desde 1985 desapareció el riesgo de infección por esta vía al hacerse obligatorio el tratamiento térmico de todos los hemoderivados, para inactivar el VIH en el supuesto de que estuviesen contaminadas. La incidencia de casos de SIDA por esta causa aumentó en España hasta 1989, desde esta fecha está en claro retroceso, pero aún seguirá diagnosticándose personas por esta causa en personas que se infectaron por este motivo en el pasado. De igual manera ocurrió con el control del VIH en las donaciones de sangre, se hizo obligatorio a nivel nacional en 1987, si bien con anterioridad se aplicaba ya en muchos bancos de sangre [2]. La incidencia de SIDA por transfusiones de sangre fue en aumento hasta 1991; desde entonces presenta una tendencia decreciente. Tanto es así que, a mediados del año 2004, no se había contabilizado ningún caso [4].
Los casos de SIDA por transmisión madre-hijo son los que, en proporción, han sufrido una caída mayor, aunque influidos por circunstancias algo diferentes. En 1994, se estableció la recomendación del tratamiento con Zidovudina a las mujeres embarazadas infectadas por el VIH para reducir la transmisión vertical, lo que provocó que en 1996 se iniciase una caída importante en el número de casos de SIDA de hijos de madres infectadas. Tras la introducción de los fármacos inhibidores de la proteasa, se reactivó este descenso en 1998. Globalmente, la incidencia de SIDA en esta categoría ha disminuido un 93%, en los últimos seis años, aunque en el 2004 todavía se diagnosticaron casos de SIDA, incluso en niños menores de un año, lo que demuestra que aún se sigue produciendo transmisión perinatal del VIH [2].
CAMBIOS EN LAS CARACTERÍSTICAS EPIDEMIOLÓGICAS DE LOS CASOS DE SIDA.
Las características de las personas que se diagnostican de SIDA han evolucionado a lo largo de los años, reflejando los cambios ocurridos años antes en las características epidemiológicas de las personas que contrajeron la infección por el VIH. Los nuevos diagnósticos disminuyeron entre 1995 y 2000, para estabilizarse a partir de 2001.
Figura 3. Casos de SIDA en España por vía de transmisión y año de diagnóstico
Fuente: Registro Nacional de Casos de SIDA. Informe Semestral nº 1, Junio 2004. Elaboración propia. Homo/Bise: hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y mujeres; UDI: usuarios de drogas inyectables; Hemoder: receptores de hemoderivados; Transfusión: receptores de transfusiones sanguíneas; Hetero: transmisión heterosexual; Desc/NC: no se menciona la categoría de transmisión
El porcentaje de diagnósticos de SIDA en UDVP ha disminuido a lo largo de la última década, desde el 68,6% en 1990, al 49% en 2003, si bien, todavía sigue siendo la categoría más frecuente. La proporción de casos de SIDA entre hombres homo/bisexuales descendió entre 1990 y 1997 (del 15% al 10,9%). En 1998 se inició un ascenso que, de nuevo, los ha situado en el 15,1% de los casos diagnosticados en 2003 [1].
El porcentaje de casos de SIDA atribuidos a transmisión heterosexual ha ido aumentando progresivamente desde el 8,1% en 1990 a casi el 28% en 2003. Las mujeres se han mantenido en torno al 20% del total de casos de SIDA a lo largo de toda la epidemia, aunque entre los casos de transmisión heterosexual siempre superaron el 30%. (Figura 3)
La edad media al diagnóstico de SIDA ha pasado de 31 años en 1990 a 40 años en 2003, siendo siempre mayor en hombres que en mujeres. Sin embargo, con los años la diferencia ha ido disminuyendo y, en 2003 la edad media en hombres fue de 40 años y en mujeres de 38 años[1].
Por categorías de transmisión, la edad media al diagnóstico de SIDA ha sido mayor en hombres homosexuales que en casos por transmisión heterosexual; y, en UDVP, mucho menor que en ambos. El mayor ascenso en las edades medias se ha producido en UDVP pasando de 29 años en 1990 a 38,5 en 2003 [1]. Teniendo en cuenta la alta proporción de casos de SIDA en UDVP, esta categoría de transmisión ha sido la que más ha contribuido al aumento de la edad media de los casos. En las restantes categorías, también se observa un progresivo desplazamiento de los diagnósticos de SIDA hacia edades mayores, pero no tan pronunciado, a excepción del diagnóstico VIH pediátrico, donde los niños VIH+ se diagnostican a edades cada vez más tempranas, como demostraremos a lo largo de esta Memoria (Figura 4). Este aumento de la edad media refleja una afectación por el SIDA progresivamente menor en las nuevas cohortes de nacimiento, así como una menor incidencia secundaria, a los nuevos tratamientos, por lo que las generaciones que fueron inicialmente más afectadas continúan en la actualidad teniendo un mayor peso en la epidemia (Figura 4).
Figura 4. Casos de SIDA en España por grupos de edad y año de diagnóstico.
A | B |
Fuente: Registro Nacional de Casos de SIDA. Informe Semestral nº 1, Junio 2004. Elaboración propia.
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DEL SIDA EN ESPAÑA
El SIDA afecta a todas las provincias y comunidades autónomas. Los diferentes momentos en los que irrumpió el SIDA, las características sociales y demográficas y el grado de penetración de los distintos estilos de vida en cada lugar, han contribuido a las grandes diferencias geográficas en la incidencia de esta enfermedad, de forma que algunas comunidades llegan a tener tasas varias veces mayores que otras. En 1994 se diagnosticaron en España más de 185 casos nuevos de SIDA por millón de habitantes, descendiendo hasta 64 casos nuevos por millón en el año 2000 como consecuencia de la incorporación de la TARGA. En el año 2003, se diagnosticaron 45 casos nuevos de SIDA por millón de habitantes. Todas las comunidades autónomas constatan descensos importantes en la incidencia de SIDA en los últimos años. En seis provincias españolas las tasas de SIDA se mantienen por encima de los 70 casos nuevos anuales por millón de habitantes, éstas son: Madrid (70,7), Baleares (71,7), Álava (72,2), Melilla (75,1), Málaga (76,9) y Palencia (110,2) (Figura 5) [4].
El patrón geográfico de distribución de casos de SIDA de las diferentes categorías de transmisión presenta grandes similitudes, pero también algunas diferencias. Los UDVP son la categoría de transmisión más frecuente en todas las comunidades autónomas, salvo en Canarias, donde ocupan el segundo lugar por detrás de los hombres con prácticas homosexuales, aunque en algunas la transmisión heterosexual le sigue a poca distancia.
Las mayores tasas de SIDA en hombres homo/bisexuales se localizaron en las provincias de Madrid, Barcelona, y en provincias turísticas como Baleares y Las Palmas; con tasas algo menores se situaron Málaga, Murcia, Vizcaya y Tenerife, mientras que en la mayoría de las provincias del interior las tasas fueron mucho más bajas. Los casos de SIDA en UDVP alcanzaron las mayores tasas en Madrid y Barcelona, aunque con tasas algo menores también destacaron Guipúzcoa, Valencia, Málaga y Cádiz. La mayor afectación por el SIDA de transmisión heterosexual en estos últimos años se ha localizado en Barcelona, Madrid, Vizcaya y Las Palmas. Considerando globalmente todas las categorías de transmisión las tasas provinciales de SIDA mayores se localizaron en Madrid, Baleares, Álava, Melilla, Málaga y Palencia y las menores se distribuyeron por las provincias del interior peninsular (Figura 5) [5].
Figura 5. Tasa de SIDA en España a nivel provincial.
Fuente: Registro Nacional de Casos de SIDA. Informe Semestral nº 1, Junio 2004. Elaboración propia.
REFERENCIAS
1. C.N.E. Vigilancia epidemiológica del SIDA en España.Situación a 30 de Junio de 2004. Bol Epidemiol Semanal 2004;12(13):137-48.
2. Castilla J. Epidemia en España y en el mundo. In: Soriano V, González-Lahoz J, eds. Manual de SIDA. 4ª Edición ed. Barcelona, 2001:86-99.
3. Fernández M, Gómez M, Delgado M, al. e. Infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana en la población española (II).Metaanálisis de las tendencias temporales y geográficas. Med Clin (Barc) 1990;95:366-71.
4. C.N.E. Vigilancia Epidemiológica del SIDA en España. Registro Nacional de Casos de SIDA Actualización a 30 de Junio de 2004;Informe semestral nº1.
5. C.N.E. Vigilancia Epidemiológica del SIDA en España. Situación a 30 de septiembre de 1999. Boletín Epidemiológico Semanal 1999;7(6):57-68.